A lo largo de mi vida he asistido a diferentes bodas. Aunque todas coinciden en casi todo, existen detalles que a cada una de ellas las hace especial.
En lo personal no soy fan de las fiestas nupciales. Todas las veces que había asistido a una boda es porque hicieron una invitación familiar o a una de mis hermanas, de modo que para no ser grosero, iba. Esto no quiere decir que fuera a regañadientes o con mala actitud. Finalmente, al menos conocía la vida de alguno de los involucrados en el altar y me alegraba porque unían sus vidas en sagrado matrimonio.
Pero en esta oportunidad, la situación fue distinta. ¡Esta vez fue un amigo mío el que me hizo la invitación de acudir a su boda! Mi amigo es médico, al igual que un servidor, es recién egresado y hasta donde sabía había pasado el examen de especialidad. Sin duda tenía que estar MUY ENAMORADO para aventarse el paquete de contraer nupcias en esta etapa de su vida.
Por supuesto, me dio mucho gusto prepararme para el evento. La fiesta sería de día y por tanto no era un súper requisito ir muy formal. Eso me agrada -es una opinión personal- y desde mi perspectiva, es un punto a favor de cualquier boda en esta zona del mundo, debido al calor tan intenso.
Lo curioso es que hasta un día antes de la boda, ¡no tenía regalo para darles! Por favor, no me juzgues mal. Sencillamente no sabía qué darles y esa semana fue un poco rara, así que pasé el asunto del presente para otro momento. Las consecuencias las pagaría el día del evento, porque horas antes de la hora citada, estaba haciendo compras de pánico en un centro comercial de la ciudad. Para colmo, era "sábado de gloria", lo que significa que muchos negocios estaban cerrados y las opciones de compra se reducían.
Gracias a Dios encontré un regalo muy lindo y muy útil para los futuros esposos a un precio razonable. Sin embargo, el sitio donde lo adquirí no cuenta con envoltura para regalos, por lo que tuve que salir a conseguir algo que hiciera a mi obsequio un objeto presentable, digno de una boda. Afortunadamente, fue en otro centro comercial, cerca de la iglesia donde sería la ceremonia y a 20 minutos de comenzar, que encontré una bolsa de regalo que se adecuara a la necesidad.
Llegué por fin a la congregación, saludé a la novia que se encontraba a la entrada del lugar, lo mismo que a sus damas de honor. Como les decía, había asistido antes a muchas bodas, todas con caracterísiticas similares, pero algo había en el ambiente que hacía que todo luciera muy especial.
Entró el novio, recibió a la novia y sus padres oraron por ellos. Vino el tiempo de las alabanzas, la presencia de Dios llenó el lugar y poco después el pastor Erasmo pronunció un sermón épico, acerca de las similitudes entre el matrimonio y el amor que el Señor Jesús tiene por Su iglesia. Hablar de los detalles del mensaje tomaría muchas páginas y seguramente no haría justicia a la calidad del discurso que pronunció, pero puedo asegurarles que mientras él hablaba, lágrimas rodaban por mis mejillas.
Los novios, adorando a Dios durante el servicio
Sí, leíste bien. En otras ocasiones yo iba a las bodas y veía a la gente cursi llorando mientras por dentro me reía de ellos. Esta vez, yo Franky Santillán estaba chillando por el mensaje tan conmovedor que pronunció el pastor. Había llorado en congresos, encuentros, conciertos y en los mensajes de mi iglesia. Pero ahora lo hacía EN LA BODA DE MI AMIGO. Quizás Dios despertó otra vez ese lado cursi en mí.
Saliendo del altar
Llegó la hora de la fiesta y debo decir que la comida estuvo exquisita. El lugar era un jardín con vista a uno de los ríos de la ciudad, el paisaje era muy agradable y el ambiente muy ameno. Parecía que todo estuviera perfecto. Pasaron las horas y finalmente me retiré del lugar.
Semanas después, encontré a mi amigo caminando en la calle con un ramo de flores. Él venía del trabajo y traía un detalle para su flamante esposa. ¡Muy inspirador el muchacho!
Si ellos algún día leen esto, sepan que les deseo todo lo mejor. Espero que Dios cumpla Su propósito en su vida matrimonial y que sus hijos sirvan y honren con todo el corazón al Señor, porque esa es la mejor herencia de todas.
Comentarios
Publicar un comentario