Este es uno de los mensajes que compartimos cada jueves en las reuniones que tenemos en casas (células), por parte de la iglesia Puerta del Cielo. Lo transcribimos para compartirlo en redes sociales y esperamos que bendiga tu vida.
La Biblia enseña que aquellos que hemos recibido a Jesús arrepintiéndonos de nuestros pecados pasamos a ser hijos de Dios. Como nuestro Padre, Él desea bendecirnos:
Mateo7:11: Pues si vosotros, siendo malos, sabéis darbuenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Jeremías 29:11: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Además, las bendiciones de Dios incluyen nuestras generaciones:
Deuteronomio 7:9: Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones
En el libro de Génesis Dios prometió bendecir a Abram y a su descendencia, de modo que encontramos:
Génesis 12:2-3, 7: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. 07 “Y apareció Jehová a Abram y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido”.
Sin embargo,para recibir la bendición, Dios nos hace pasar por procesos en los que moldea nuestro carácter. A esta situación no fue ajeno Abram. Durante su proceso, se relata que mintió a causa del temor (Génesis 12:11-13) y más adelante encontramos en Génesis 26:7 que su hijo Isaac repite esta conducta pues miente exactamente de la misma manera.
“El deseo de Dios es que no sólo heredemos bendiciones a nuestras generaciones sino que también les dejemos un buen ejemplo a imitar”.
David,el único hombre llamado “conforme al corazón de Dios” (Hechos 13:22) fue un extraordinario adorador, lo que lo llevó a ser Rey de Israel a pesar de comenzar siendo un humilde pastor de ovejas. Como ejemplo de la adoración que David ofrecía al Señor están los más de 100 salmos que compuso. Sin embargo, David tenía unadebilidad en su carácter: un gusto excesivo por las mujeres. Dios había advertido en cuanto a los reyes de Israel:
Deuteronomio 17:17: “Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia”
Al Rey David se le atribuyen 8 esposas y varias concubinas más. Esta situación lo orilló a cometer adulterio con Betsabé (1 Samuel 11) por lo que Dios castigó ese pecado oculto con la rebelión de su hijo Absalón (2 Samuel 15), trayendo inestabilidad y crisis al reino de Israel. El problema no paró ahí. Al arrepentirse David, Dios en Su misericordia le permitió continuar como dirigente de la nación hasta que murió. Al heredar el trono su hijo Salomón, vemos que heredó las cualidades de adorador de su padre al ofrecer 22 mil bueyes y 120 mil ovejas al dedicar el templo que construyó (1 Reyes 8:63) ¡pero también heredó de su padre el gusto excesivo por las mujeres!:
1 Reyes11:1-4: “Pero el Rey Salomón amó además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho alos hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Como consecuencia, Dios tuvo que intervenir y dividió el reino de Israel en dos grandes porciones: el reino del norte o Israel propiamente dicho y el reino del Sur o Judá.
1 Reyes 11:31: y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel.
La debilidad del carácter de David se repitió en Salomón y este pecó contra Dios con terribles consecuencias para su familia y su país. Por eso es importante que reconozcamos las áreas en nuestra vida que necesitan ser tratadas por Dios, de modo que los patrones de conducta que no agradan al Señor no se repitan en nuestras generaciones. La Biblia dice que en Cristo Jesús somos hechos una nueva criatura y todas las cosas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17), por lo cual debemos reclamar el cumplimiento de esa promesa en nuestra vida. Jesús nos compró con Su sangre para que viviéramos en libertad para Él. De esta manera,podremos cumplir uno de los sueños de Dios: que Sus hijos dejen a sus generaciones un ejemplo digno de imitar.
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