Durante las últimas semanas me he dedicado a leer algunos libros de uno de mis autores favoritos: el genial Charles R. Swindoll. Entre sus múltiples títulos publicados destaca una serie de biografías de personajes bíblicos entre los que se encuentra Ester.
Quiero plasmar un resumen de uno de los capítulos de dicho libro que más llamó mi atención. Habla sobre las cualidades que mostró la protagonista delante del Rey Asuero, sin duda uno de los pasajes más peculiares de la Biblia. A continuación, les dejo el resumen:
"Ester
vivía en el anonimato con su primo Mardoqueo en el país de Persia. El Rey
Asuero había regresado de la guerra derrotado, solitario y necesitado de afecto
y compañía permanente. Sus consejeros le habían dicho: “Busquemos a todas las
jóvenes casaderas hermosas que hay en el reino de Persia, en todas las
provincias traigámoslas aquí para que hagas tu elección”. Lo que le estaban
sugiriendo es lo que llamaríamos hoy un concurso de belleza, simple y
llanamente.
El
historiador judío Josefo nos dice que habría alrededor de 400 personas
involucradas en este concurso. Tendrían un año para pulirse en todo arte de
seducción y para realzar su belleza mimando sus cuerpos y aplicándoles el arte
de la cosmética, de los peinados y vestidos. Finalmente, se esperaba que la
elegancia, el encanto, la belleza física y la seducción erótica se impusieran.
Cada una de ellas debía pasar una noche con el rey, quien entonces haría una
elección.
Aquí
tenemos los concursos de “Miss Internacional” y de “Miss Universo” combinados
en uno, pero con un premio mucho mayor que cualquiera de los que éstos ofrecen:
la ganadora se convertiría en la reina de Persia. Yo sospecho que las mujeres
de todo el país clamaban por la oportunidad de tomar parte en esto, menos una:
la heroína de nuestra historia.
Ester
2:8: Sucedió
que al ser oídas la palabra y la disposición del rey, y al ser reunidas muchas
jóvenes en Susa, la capital, bajo el cuidado de Hegai, también Ester fue
llevada a la casa del rey, bajo el cuidado de Hegai, guardián de las mujeres.
Me
llama la atención el tiempo pasivo y el verbo mismo: “fue llevada”. En
realidad, este verbo puede significar “tomar por la fuerza”, y así aparece
traducido en otras partes del Antiguo Testamento. Algunos eruditos judíos le
dan esa interpretación en este pasaje. No sé si hubo coerción; no se nos dice
si Ester fue “forzada” a ir. Pero creo que sería justo decir que había
renuencia de su parte. Simplemente deténgase y piense: ¿Por qué habría querido
una joven judía involucrarse en un plan que la obligaría a abandonar la única
familia que tenía –recordemos que Ester era huérfana-, bajo la tutela de
alguien que ella amaba y respetaba Mardoqueo? ¿Por qué habría querido pasar un
año encerrada bajo llave en un harén, culminando en una noche con un rey pagano
que podía resultar en la posibilidad de un matrimonio mixto fuera de su raza?
Sin duda, creo que puedo decir sin temor a equivocarme, que fue con renuencia.
¿No
es reconfortante encontrar un poco de timidez en una mujer hermosa? ¿No es
encantador observar la verdadera belleza, que está acompañada de modestia y la
falta de interés en competir para lograr un premio por las cualidades físicas?
Lo veo en Ester y me siento impresionado por ello.
SEIS CARACTERÍSTICAS DE DIGNIDAD Y FORTALEZA
Primera: Ester exhibió un
encanto y elegancia llenos de gracia.
Ester
2:9: La
joven agradó a sus ojos y obtuvo gracia delante de él, por lo que ordenó que
se le administrasen de inmediato su tratamiento cosmético y su dieta, y que se
le asignasen siete jóvenes escogidas de la casa del rey. Y la trasladó con
ellas a la mejor sección del harén.
En
este versículo la traducción literal del texto original es: “Provocó gracia
ante su rostro”. ¿No es una expresión hermosa? Aunque había sido llevada al
harén y participaba en estas actividades de manera renuente, Ester no mostró
una actitud negativa. Estoy convencido que ella sentía la mano de Dios en su
situación. ¿Por qué más podía estar allí? Ante la imposibilidad de decir no,
Ester fue un dechado de gracia ante el rostro de Hegai, el influyente servidor
del rey. ¡Qué diferencia entre Ester y todas las mujeres a su alrededor! Sus
cualidades internas no podían ser ignoradas. Estas de hecho, captaron la
atención del servidor del rey.
Segunda: Ester demostró una
reserva y control poco comunes.
Ester
2:10: Ester
no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, pues Mardoqueo le había mandado
que no lo dijese.
Ester
no le dijo a nadie que era judía. ¿Por qué razón? Porque eso es lo que
Mardoqueo le había ordenado. Ni siquiera el difícil ambiente aturdidor del
harén pudo tentarla a romper su compromiso con su primo/tutor.
En
toda mujer hay un aire de misterio, una imprevisibilidad que a los hombres les
resulta enigmática. La capacidad de Ester de mantener la reserva no hace sino
aumentar el misterio, particularmente su reserva verbal. Ella sabía mucho más
de lo que decía. Sabía guardar un secreto. Las mujeres deben aprender a guardar
confidencias, especialmente si tienen que ver con su esposo, con su familia y
con sus amistades. ¡Que la conozcan por saber guardar un secreto! Eso es parte
de una personalidad caracterizada por la dignidad y la fortaleza.
Tercera: Ester tenía un
espíritu siempre dócil.
Ester
2:10, 20: Ester
no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, pues Mardoqueo le había mandado
que no lo dijese… De acuerdo con lo que Mardoqueo le había mandado, Ester no
había declarado cuál era su parentela ni su pueblo. Ester hizo según las
instrucciones de Mardoqueo, como cuando estaba bajo su protección.
El
haber sido una de las finalistas en esta delirante competencia, o después, el
haberse convertido en reina, no hizo que Ester hiciera alarde de su independencia
ni que se diera ínfulas con sus habilidades. ¡No ella! Esta preciosa, digna y
sabia mujer seguía dispuesta a escuchar y aprender.
Déjeme
preguntarle: ¿Ha cambiado eso su disposición a aprender de los demás? ¿Se ve a
usted misma como una experta perfecta? Alguien ha dicho: “La educación consiste
en ir de una situación de inconsciencia a una consciencia consciente de nuestra
propia ignorancia”. Estoy de acuerdo con esto. Nadie tiene el monopolio de la
sabiduría. El intento de tratar de impresionar a los demás hablando lo bien
relacionados que estamos, nuestro conocimiento o habilidades no realza el valor
de nuestro carácter. En todo caso, lo reduce. Nuestra gran necesidad es la de
cultivar la disposición de aprender y de seguir siendo enseñables; de aprender
de nuestros hijos; de aprender de los amigos; de aprender aun de nuestros
enemigos. ¡Qué hermoso es encontrar un espíritu humilde y dócil en los que
ocupan posiciones prominentes de autoridad!
Cuarta: Ester demostró una
sencilla modestia y autenticidad.
Ester
2:12-15: Cuando le tocaba a cada joven venir al rey Asuero, al cumplirse sus doce
meses, según las ordenanzas para las mujeres, pues los días de su
embellecimiento se cumplían así: seis meses con óleo de mirra y seis meses con
especias y cosméticos para las mujeres, entonces la joven venía al rey de
esta manera: cualquier cosa que ella deseaba se le concedía para que la
llevara consigo del harén al palacio del rey. Ella
entraba por la tarde y a la mañana siguiente volvía al segundo harén,
bajo la custodia de Saasgaz, eunuco del rey, encargado de las concubinas. Ella
no iba otra vez al rey a menos que el rey se complaciera en ella y fuera
llamada por nombre. Cuando a Ester, hija de
Abihail, tío de Mardoqueo, que la había tomado como hija, le tocó venir al rey,
ella no pidió cosa alguna sino lo que le aconsejó Hegai, eunuco del rey,
encargado de las mujeres. Y Ester hallaba favor ante los ojos de cuantos la
veían.
Piense en esto: Ningún trabajo que hacer, ninguna responsabilidad, no
tener que cocinar ni limpiar, no tener que lavar ni planchar, no tener que ir
de compras, no tener que vigilar el presupuesto, no tener limitaciones de
ninguna clase. ¡Imagínese! Mimada y complacida en todo, en este ególatra harén
de Persia, todo el énfasis está dirigido a convertir a las mujeres en personas
de extraordinaria belleza. En este momento, Ester no debía tener más de unos
veinte años de edad o podía ser aún menor. Esta era la gran oportunidad de su
vida de tener cualquier cosa que deseara. Pero en vez de eso, sigue siendo fiel
a lo que le habían enseñado y se guía por el consejo de Mardoqueo, creyendo que
él sabe lo que más le conviene a ella. No sucumbe a la tentación que la rodea:
a la superficialidad, el egoísmo, la seducción, el egocentrismo. Exhibe una
sencilla modestia, una autenticidad, en medio de tanto lujo desmedido.
Francamente, estoy convencido que Ester se presentó ante el rey sin
ningún temor, porque no la consumía la ambición de ser reina. Su vida no giraba
en torno a su aspecto físico, ni al propósito de hacer feliz al rey. Estaba
allí por una sola razón: Porque sabía que la mano de Dios estaba con ella.
Sabía quién era. Sabía lo que creía. Y sabía que la mano de Dios estaba sobre
su vida. Si era Su voluntad que estuviera allí, si eso era parte de su plan,
entonces lo aceptaría de buena gana. De no ser así, de buena gana renunciaría a
él. Era modesta en cuanto a su persona y era auténtica.
Quinta: Ester fue ejemplo de una gracia amable, a pesar del ambiente.
Ester
2:15-17: … Y
Ester hallaba favor ante los ojos de cuantos la veían. Ester
fue llevada al rey Asuero a su palacio real el mes décimo, que es el mes Tebet,
en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres,
y ella halló gracia y bondad con él más que todas las demás vírgenes,
y él puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de
Vasti.
Es
evidente que Ester tenía algo que hacía que obtuviera “gracia” de todo el
mundo, desde el rey hasta las mujeres con quienes competía por la atención del
rey. El diccionario dice que tener gracia es “ser agradable, encantador,
atractivo de una manera dulce y cautivadora”. Una persona que tiene gracia nos
atrae, nos sentimos seducidos por el espíritu bello y fascinante de esa
persona.
Sexta: Ester demostró un humilde
respeto por la autoridad.
Ester
2:18-20: Entonces
el rey hizo un gran banquete para todos sus príncipes y siervos, el banquete de
Ester. También concedió un día de descanso para las provincias y dio presentes
conforme a la liberalidad del rey. Cuando las
vírgenes fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la
puerta del rey. Ester todavía no había dado a conocer ni su parentela ni
su pueblo, tal como Mardoqueo le había mandado, porque Ester hizo lo que le
había dicho Mardoqueo, como cuando estaba bajo su tutela.
Muchas
personas parecen pensar que cuando alguien se casa ya no necesita del consejo
de sus padres. O que cuando se independiza económicamente, depende total y
absolutamente de sí mismo. La persona piensa por sí misma y hace lo que le
viene en gana. Pero aquí vemos que Ester a pesar de convertirse en la reina del
país, se acordaba de la sabiduría de su tutor y seguía su consejo gustosamente".
Comentario final del titular del blog:
Por
favor, si conoces alguna chica que cumpla estas cualidades, o algunas de ellas,
¡dame el privilegio de contactarla para invitarle un café!
Jajajajaja el comentario del final es lo mejor
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