Siendo honestos, todos alguna vez hemos batallado con el ego. Me atrevo a decir que aquellos que tenemos el privilegio de ministrar en una plataforma, nos sucede con mayor frecuencia e intensidad. Es triste, pero cierto, finalmente somos humanos y aunque Cristo nos rescató, nuestra carne aún cuenta con vestigios de la naturaleza caída del hombre.
Por esa razón, también luchamos cuando nos encontramos en situaciones de anonimato y soledad. Solemos pensar que nuestro servicio a Dios no es apreciado, que en la iglesia se le brinda mejores oportunidades a otras personas o que formamos parte de los "relegados" de Dios.
Por supuesto, ninguna de dichas aseveraciones es cierta. Dios sigue teniéndonos en cuenta y nada de lo que hagamos por Su reino es en vano. Por eso es que en esta época de tantas "estrellas" cristianas y protagonismo ministerial, donde se admira -e idolatra en algunos casos- a los "grandes" profetas, apóstoles, etc. el contenido de esta clase de libros viene a marcar una diferencia en nuestra manera de pensar:
"El éxito en el reino de Dios y de cualquier iglesia local depende de esas personas fieles de las que el mundo no se percata de su existencia. (...) Son muchas las iglesias que se han vuelto salas de entretenimiento en las que oradores que se creen unas estrellas se pavonean delante de sus admiradores. En muchas Iglesias la plataforma se ha convertido en un escenario para la actuación de músicos en el sentido más innoble. Hasta cuando gritan y entonan el nombre de Jesucristo, de alguna manera el centro de atención son ellos y la alabanza del público es para ellos.
No. La iglesia no se reúne por consideración a la gente que está al frente de ella: el pastor, el director de adoración, los músicos. La iglesia es la reunión de unos "don nadie" para adorar al único y verdadero Alguien: Cristo, nuestra cabeza. Él es el rey de la creación que se levantó de los muertos para sentarse con el Padre. Él es el comandante de los cielos que ejerce autoridad total sobre todo tiempo y todo espacio y quien es perfecto en su justicia, infinito en su misericordia, santo en su perfección. Es el único Alguien perfecto que murió por unos "don nadie" como usted y como yo. (...) Sin embargo, por el sacrificio de Cristo no hay nadie en el planeta tierra que sea un don nadie. Una persona no es importante por su fama, por su estatura o por la publicidad. Cada uno de nosotros es importante porque Dios ha dicho que lo somos... Y eso también lo incluye a usted. Usted es importante a los ojos de Dios. Entonces la pregunta es: ¿usted va a ser lo que ya es?"
Es una obra discreta, aunque el autor es un líder de ventas en los Estados Unidos, su país natal. No es el tipo de libros que puedas encontrar en el Top Ten de la librería cristiana de tu localidad. Trata de algunas vidas que para muchos pasan desapercibidas. como por ejemplo Acán, Abigail, Roboam, Jabes, Naamán, Giezi y Uzías, además de otras mejor conocidas como Abraham, Esaú, Samuel, Saúl y Absalón. En todas ellas, el autor enfatiza en los aspectos positivos y negativos de su personalidad y las razones por las que deberíamos tomar en cuenta su ejemplo, ya sea para imitar lo bueno o para evitar lo malo.
El libro forma parte de la serie denominada "Grandes Vidas de la Palabra de Dios", la cual consta de 9 libros de los cuales he leído hasta ahora 8 y todos me han parecido extraordinarios. Espero que tengas la oportunidad de leer alguno, sé que Dios edificará tu vida a través de ellos. Por supuesto, también espero compartir un poco acerca de los demás libros de esta serie. ¡Saludos y abrazos para todos!
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