Hemos visto distintas causas por las cuales se
cierran los cielos. El día de hoy veremos cómo se pueden abrir. El capítulo 3
de 2 Reyes cuenta que Eliseo no podía profetizar porque había cielos cerrados
en Israel. En este caso, los cielos estaban cerrados por el pecado del rey.
Para poder profetizar, 2 Reyes 3:15 dice lo siguiente:
"Mas ahora
traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre
Eliseo". (RVR 1960).
Eliseo mandó a solicitar los servicios de un músico.
Pero no cualquier clase de músico. La palabra en hebreo usada en este texto
para "tañedor" es nagán. Esta
palabra significa "teclear o llevar el ritmo de una tonada con los
dedos, especialmente con un instrumento de cuerdas". Esta definición hace
referencia al papel que desempeña un tañedor en el plano terrenal. Más
interesante aún es lo que Salmos 87:7 dice sobre un tañedor:
"Y cantores y
tañedores en ella dirán: todas mis fuentes están en ti". (RVR 1960).
Aquí la palabra hebrea para "tañedor"
es kjalál, que significa "perforar, herir, humillar,
profanar, quebrantar, envilecer, degradar, deshonrar, manchar". La
pregunta es: ¿Existe algo que tengamos que perforar, humillar o quebrantar en
los cielos? La respuesta es SÍ. En los cielos existe un muro descrito en
Efesios 6:12:
"Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". (RVR 1960).
Cada vez que adoramos a Dios, nuestra adoración
golpea el muro situado en los cielos. Al efectuar un "kjalál"
lo que conseguimos en el mundo espiritual es perforar, herir, humillar,
profanar, quebrantar, envilecer, deshonrar, degradar y manchar al enemigo. Esto
explica por qué el diablo intenta reprimir con brutalidad a una iglesia que se
levanta a exaltar el nombre de Jesucristo. Aun sin necesidad de reprender
demonios (lo cual no es malo si Dios te mueve a hacerlo), nuestra adoración
abre una brecha en el cielo, por donde el incienso llega al trono de la gracia
como olor fragante. Cuando Dios percibe el aroma, Él emite Su voz para que a Su
sonido todos los principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y las
huestes de maldad se aparten del lugar.
Este principio lo encontramos ilustrado en el caso
del caso del profeta Daniel, quien en medio de la corrupción espiritual de
Babilonia, provocó que el Dios del cielo se manifestara trayendo revelación a
su vida:
Entonces me dijo: No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te
propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas
tus palabras, y a causa de tus palabras he venido. Mas el príncipe del reino de
Persia se me opuso por veintiún días, pero he aquí, Miguel, uno de los primeros
príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de
Persia. Y he venido para darte a conocer lo que sucederá a tu pueblo al final
de los días, porque la visión es para días aún lejanos. Daniel
10:12-14 (RVR 1960).
Para concluir, vimos que la primera definición de
tañedor en hebreo (nagán) es "teclear o llevar el
ritmo de una tonada con los dedos, especialmente con un instrumento de
cuerdas". Probablemente no sepas tocar un instrumento como la guitarra,
bajo, violín, etc. Sin embargo, tienes en tu poder el instrumento de cuerdas
más poderoso que existe: tu voz. Hebreos 13:15 dice:
"Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio
de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su
nombre".
ORACIÓN DE
HOY: Señor, despierta nuestro espíritu para adorarte, para exaltarte, para
reconocer tu grandeza y todas tus cualidades en nuestra vida. Llena nuestro ser
con tu Espíritu para ser guiados como conviene en la adoración. Permítenos
adorarte de tal forma que los cielos se abran y se evidencie tu respuesta en el
altar.
PUNTOS
ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que el Señor
despierte el espíritu de toda nuestra familia para edificar altares de
adoración.
2) Que en los
miembros de nuestra iglesia exista hambre de Dios para adorar Su Nombre.
3) Que nuestros
líderes espirituales, a través de la Palabra y del Espíritu de Dios, sean
llevados a nuevos niveles de adoración.
4) Que nuestras autoridades terrenales reconozcan
la necesidad de adorar a Jesús.
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