También dijo: Un hombre tenía dos
hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes
que me corresponde; y les repartió los bienes. Lucas 15:11-12 (RVR 1960).
Todos conocemos la historia del hijo
pródigo, una de las parábolas más famosas en toda la Biblia. Si tomamos en
cuenta que el pueblo judío ha prosperado a lo largo de su historia a base de
esfuerzo y sacrificio, es muy probable que la familia a la que pertenecía el
protagonista de esta historia hubiera prosperado después de muchos años de
trabajo duro. Es probable que el hijo pródigo también hubiera trabajado con
esmero para construir el patrimonio familiar, lo que lo hubiera hecho sentir en
el derecho de heredar antes de tiempo.
Es interesante notar que el padre de
familia no puso objeción alguna para repartir los bienes. Sin embargo, en la
vida existen decisiones que acarrean consecuencias inimaginables, no sólo para
quien las toma, sino también para quienes le rodean.
No muchos días después, juntándolo
todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició
sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una
gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Lucas 15:13-14 (RVR
1960).
Cuando la Biblia menciona: "juntándolo
todo el hijo menor", significa que el hijo pródigo vendió los bienes
que heredó. En la cultura del medio oriente, se consideraba una deshonra poner
en venta el patrimonio familiar mientras que el padre viviera. No conforme con
ello, el joven se dedicó a desperdiciar el producto del esfuerzo de su padre.
Quizás el hijo pródigo huyó de su ciudad de origen no muchos días después
en un intento de evitar las consecuencias sociales de su época. Lo que no sabía
es que nadie puede escapar de las leyes de Dios:
Maldito el que deshonrare a su padre o
a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén. Deuteronomio 27:16.
Llama la atención que justo en el
lugar donde se encontraba el hijo pródigo, vino hambre. Nadie va a gastar una
fortuna en un pueblo donde no hay algo atractivo. El versículo 30 de esta
parábola dice que la herencia la perdió con prostitutas; generalmente quienes
se dedican a este oficio se encuentran en donde hay flujo de dinero que captar.
Si vino el hambre a la tierra, es porque el cielo dejó de dar lluvia para que
produjera fruto. En otras palabras, los cielos se cerraron sobre el hijo
pródigo y sobre toda la provincia donde se encontraba a causa de su deshonra.
Dios permitió que lo que era un lugar próspero, se convirtiera en un sitio de
hambre para hacer recapacitar a un hombre con propósito. Si las consecuencias
de la deshonra de una sola persona tuvieron efecto sobre toda una provincia,
¿cuánto mayor efecto tendrá la deshonra de toda una ciudad?... ¿Y la deshonra
de toda una iglesia?
Vivimos tiempos en los que pareciera
que los cielos comienzan a cerrarse sobre el mundo entero. La buena noticia es
que el mismo Dios que volvió el corazón del hijo pródigo, puede volver nuestros
corazones para aprender a honrar Su Nombre como es debido.
El hijo honra al padre, y el siervo a
su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde
está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que
menospreciáis mi nombre. Malaquías 1:6 (RVR 1960).
ORACIÓN DE HOY: "Señor, muéstranos cada área en
la que te hemos deshonrado. Perdónanos por cada ocasión en la que te hemos
fallado consciente o inconscientemente. Enséñanos a amarte y honrarte como Tú
mereces; enséñanos a amar y honrar a nuestras autoridades espirituales y
terrenales para que Tu Nombre sea glorificado".
MOTIVOS DE ORACIÓN:
1.- Que el Señor nos enseñe a honrarle
como Él lo merece y nos perdone por cada vez que consciente o inconscientemente
lo hemos deshonrado.
2.- Que el Señor nos conceda aprender
a honrar a nuestros padres físicos y espirituales.
3.- Que el Señor conceda a nuestras
autoridades espirituales el honrarle con vidas santas e íntegras.
4.- Que el Señor conceda a las
autoridades de nuestro país tomar decisiones que lo honren.
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