En 1 Crónicas 21 se relata uno de los episodios más interesantes del Antiguo Pacto. Básicamente, David pretende realizar un censo y Dios se indigna por eso. En sí mismo, un censo no es malo y aparentemente no existe alguna razón que justifique el enojo del Señor. ¿Acaso hay algún motivo oculto detrás de este censo? La Biblia nos deja entrever que muy probablemente fue el orgullo.
Lo sabemos porque, en primer lugar, entre el reinado de David y el de su antecesor Saúl, no existe punto de comparación. Tan sólo en el aspecto militar, 1 Samuel 13:22 muestra que cuando Saúl salió a la batalla contra los filisteos, únicamente él y su hijo Jonathan tenían una espada. En contraparte, el censo que ordenó David arrojó que en Israel había 1 millón 100 mil personas que sacaban espada, más 470 mil en Judá (1 Crónicas 21:5). En segundo lugar, los castigos que el Señor le enunció a David para que escogiera, están enfocados en arruinar los éxitos de la gestión de David:
“Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado”. 1 Crónicas 21:12 (RVR 1960).
¿Por qué un hombre conforme al corazón de Dios caería en el pecado de orgullo? ¿Cómo pudo llegar David a esta condición? Hay dos explicaciones posibles. Una de ellas es que de acuerdo con 1 Crónicas 25:1-2, Asaf era el hombre que profetizaba por órdenes del rey David, lo que pudo condicionar que David gradualmente dejara de buscar a Dios con la pasión que lo caracterizaba. La otra explicación es que al momento en que se redactó 1 Crónicas 21, el último salmo que David escribió, fue el salmo 3. En él se lee:
“Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza”. Salmos 3:3 (RVR 1960).
David compuso este salmo cuando huyó delante de Absalón. Cuando David volvió a Jerusalén con la victoria, no se le vuelve a ver haciendo altares o componiendo salmos. Tal parece que, en algún punto de la historia, se extravió el corazón de adorador de David. David tenía el suficiente entendimiento en su corazón para reconocer la mano de Dios en medio de un conflicto… Pero esto no le ocurría necesariamente en tiempo de paz. En la época que se le ocurrió el censo, David no tenía enemigos externos o internos que amenazaran su reino. Así que la pregunta es: ¿qué planes tenía en mente? y ¿por qué incurrió en una falta contra Jehová? La respuesta es que probablemente David maquinaba una campaña de expansionismo militar.
“Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio”. Josué 1:4 (RVR 1960).
Si consideramos que Dios le dijo a Josué que se extendieran por lo menos hasta el río Éufrates (la actual Irak), ¿sería pecado que David considerara esto en su corazón? Por supuesto que no. El pecado no se encontraba en pretender ampliar las fronteras de Israel, sino hacerlo a costa del altar de Dios. El principio que nunca debemos olvidar es que mayores niveles de éxito en la tierra, demandan mayores niveles de adoración en el cielo. Este fue el gran error oculto de David: Olvidar el altar de adoración.
Lamentablemente, el corazón expansionista de David no dista mucho del corazón de la iglesia de Cristo en estos tiempos. El Señor en Su misericordia nos ha concedido a los miembros de esta generación contar con el mayor número de recursos humanos, tecnológicos y financieros en la historia de la iglesia. Nunca antes habíamos dispuesto de tantas bendiciones como profesionistas, artistas, empresarios, políticos, medios de comunicación, etc. Todo lo debemos a Su gracia, pero al parecer la iglesia ha extraviado su corazón de adoración… tal como le ocurrió a David.
Para llamar la atención de un adorador, Dios sometió un país a una peste que cobró la vida de 70 mil hombres (1 Crónicas 21:14). ¿Qué tendrá que hacer para llamar la atención del corazón de Su iglesia en el mundo entero? Afortunadamente, Dios proveyó una salida a la peste de Israel. El Señor le indicó a David que construyera un altar en el campo de Ornán Jebuseo:
“Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo”. 1 Crónicas 21:18 (RVR 1960).
Lo curioso es que cada vez que Dios ordena la construcción de un altar, especifica la clase de sacrificio que debe haber en él. Todo el libro de Levítico trata sobre eso. Pero en este caso, Dios no da ningún detalle. Es como si Dios le dijera a David: “Tú sabes lo que tienes que hacer”. Esto se intuye porque lo que hace David es repetir los sacrificios que hizo cuando trajo el Arca del Pacto por primera vez a Jerusalén y la colocó en el llamado Tabernáculo de David.
“Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios”. 1 Crónicas 16:1 (RVR 1960).
“Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto”. 1 Crónicas 21:26 (RVR 1960).
Del mismo modo que el Señor solucionó la peste y la mortandad en Israel a través de un altar, el Señor proveyó el mejor altar de adoración para desaparecer nuestra propia mortandad: la cruz. Jesús se ofreció a como el único sacrificio aceptable que podía satisfacer a un Dios justo y perfecto en todos sus caminos. Este es el mensaje que los integrantes de la iglesia de Cristo debemos retomar en estos tiempos: la centralidad y señorío de Cristo sobre Su iglesia y sobre toda la creación.
Dios reenfocó el corazón de David en la época de una peste. Roguemos que el Señor conceda que nuestro corazón vuelva a enfocarse en Él como el Autor y Consumador de nuestra fe y que el corazón de adoración de Su iglesia resucite con la misma vida que le fue impartida a Cristo para levantarlo de entre los muertos.
ORACIÓN DE HOY: Señor, te pedimos que por favor redirecciones nuestros corazones hacia Ti durante esta pandemia. No permitas que nuestra vida se pierda entre los éxitos de este mundo, sino que nos concedas siempre subir el nivel de nuestra adoración al mismo tiempo que nos bendices. Concédenos que Jesús siempre sea el centro de nuestras vidas y que la vida de tu Espíritu Santo se haga manifiesta en nosotros. En el Nombre de Jesús, amén.
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que el Señor conceda que Jesús siempre sea el centro de nuestra familia y actividades personales (negocios, trabajo, escuela, etc.).
2) Que Jesús siempre sea el centro de nuestras autoridades espirituales y que ellas puedan subir el nivel de su adoración.
3) Que las autoridades terrenales reconozcan a Jesús como el centro de sus vidas y de sus actividades.
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