"Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro". Deuteronomio 28:23 (RVR 1960).
El versículo previo nos habla de una de las consecuencias de la desobediencia. Existen cielos de bronce que no pueden ser abiertos únicamente con cánticos y fruto de labios que confiesan Su Nombre. Esta clase de cielos sólo pueden ser abiertos obedeciendo. Al obedecer las indicaciones de Dios se pueden abrir los cielos más difíciles, porque la mejor forma de adoración que existe, se llama obediencia.
“Pero Samuel respondió: ¿Qué es lo que más le agrada al Señor: tus ofrendas quemadas y sacrificios o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros”. 1 Samuel 15:22 (NTV).
Este versículo fue escrito cuando Dios ordenó al rey Saúl acabar con el pueblo de Amalec. Dios le dijo que tenía que acabar con todo ser viviente en Amalec, incluyendo hombres, mujeres, niños, recién nacidos y animales. Sin embargo, Saúl le perdonó la vida al rey Agag y a lo mejor del ganado con el pretexto de ofrecer sacrificios a Jehová. Las consecuencias no se hicieron esperar:
“Entonces Samuel le dijo: Hoy el Señor te ha arrancado el reino de Israel y se lo ha dado a otro: a uno que es mejor que tú”. 1 Samuel 15:28 (NTV).
Al mencionar la frase: “El Señor te ha arrancado el reino de Israel”, hace referencia a que no solamente Saúl había sido destituido como rey sino también toda su descendencia. En otras palabras, la actitud desobediente de un hombre impidió que sus hijos heredaran la bendición que les correspondía. Dios se toma muy en serio el tema de la obediencia. El Señor procesó a Su propio Hijo a través de ella:
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”. Hebreos 5:8-9 (RVR 1960).
Para interpretar correctamente estos versículos debemos recordar que mientras Jesús caminó en la tierra, era totalmente Dios al mismo tiempo que era totalmente hombre. En calidad de Dios, Él era -y es- perfecto en todos sus caminos. Pero en calidad de hombre, aunque no había pecado en Él, requería ser perfeccionado para cumplir su propósito eterno: ser autor de eterna salvación. La única forma en que podía lograrlo, era obedeciendo. El Padre estableció este principio y lo aplicó en Su propio Hijo. Si el Hijo de Dios, exento de pecado y contaminación, tuvo que ser perfeccionado… ¿cuánto más requeriremos ser perfeccionados nosotros? Si Él siendo Dios aprendió obediencia… ¿quiénes somos nosotros para no aprender a obedecer?
Jesús fue perfeccionado a través de la obediencia. Generalmente pensamos en la perfección como el destino al cual nunca podremos llegar. La realidad es que la Biblia no describe a la perfección como un destino, sino como un camino:
Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. Salmos 101:6 (RVR 1960).
Dios no busca gente sin errores para Su servicio. Dios busca gente que permanentemente esté dispuesta a obedecer y ser perfeccionada. La mala noticia es que la naturaleza humana de nuestro corazón es rebelde y tiende a rechazar los principios de Dios. La buena noticia es que Él es quien abre nuestros oídos espirituales y encamina nuestros corazones para obedecerle. El salmista David y el apóstol Pablo escribieron:
“Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado”. Salmos 40:6 (RVR 1960).
“A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente; tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado”. Salmos 40:6 (NBV).
“Porque es Dios el que les da a ustedes el deseo de cumplir su voluntad y de que la lleven a cabo”. Filipenses 2:13 (NBV).
ORACIÓN DE HOY: Señor, concédenos la gracia de aprender a obedecerte y serte fieles en todos nuestros caminos. Provoca en nosotros el deseo y la capacidad de hacer siempre Tu voluntad. A través de la obediencia a Tu Palabra, abre los cielos sobre nuestras vidas”.
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que el Señor abra nuestros oídos espirituales para conocer Su voluntad y nos dé la gracia de cumplirla.
2) Que nuestra iglesia camine siempre en la obediencia y dirección del Señor.
3) Que el Señor conceda a nuestras autoridades espirituales obedecerlo siempre.
4) Que las autoridades de nuestro país reconozcan la necesidad de obedecer los principios del Señor y que por gracia tengan el deseo de hacerlo.
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