“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación. Y dije: Siempre andan vagando en su corazón y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo”. Hebreos 3:7-11 (RVR1960).
En los versículos anteriores, El Espíritu Santo nos habla a través del de Hebreos sobre el pueblo de Israel que caminó por el desierto viendo Sus maravillas. Las personas que componían esta generación tenían como destino ingresar a la tierra prometida, el lugar donde fluía leche y miel. Sin embargo, el Señor se disgustó de su actitud y terminaron muriendo en el desierto. Esta historia se encuentra en el capítulo 14 de Números. En este relato se señala:
“Mas tan ciertamente como vivo Yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá”. Números 14:22:23 (RVR 1960).
“En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun”. Números 14:29-30 (RVR 1960).
En pocas palabras, el Señor dijo que todas las personas mayores de veinte años no entrarían en la tierra prometida. Solamente Caleb y Josué pudieron hacerlo. Esto es interesante porque cuando sucedió este episodio, Caleb tenía 40 años. Lo sabemos por estos versículos:
“Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón”. Josué 14:6-7 (RVR 1960).
Definitivamente, la edad no fue la razón por la cual Caleb pudo ingresar a la tierra prometida, porque claramente superaba los veinte años al momento en que Dios se disgustó con Su pueblo. ¿Cuál era el motivo? La respuesta es la siguiente:
“Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión”. Números 14:24 (RVR 1960).
Dios observa a la humanidad y la divide en generaciones. Los hombres clasificamos las generaciones en función de la edad, pero Dios las clasifica en función del espíritu que hay en ellas. Esto es de vital importancia porque nuestro espíritu determina si recibiremos la bendición de Dios o seremos excluidos de ella.
“¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Y quién podrá estar en su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro; el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño. Ese recibirá bendición del SEÑOR, y justicia del Dios de su salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, como Jacob”. Salmos 24:3-6 (LBLA).
El salmista David habla de una generación compuesta por personas de manos limpias y corazón puro. Sin embargo, es imposible que alguien adquiera estas características por su propio mérito, porque la Biblia enseña que no existe un solo hombre que haga siempre el bien y nunca peque (Eclesiastés 7:20) y que no hay justo, ni uno solo (Romanos 3:10). Lo que David está diciendo, es que Dios levantará a personas en distintas épocas, lugares y circunstancias para buscar Su rostro y entonces renovar su espíritu. Finalmente, una vez que hayan sido renovados, el Señor prometió bendecirlos.
En los últimos años, la iglesia de Cristo ha recibido mucha Palabra acerca de bendición, éxito y prosperidad. Es verdad que Dios bendice, prospera y da éxito a Su pueblo, pero también es cierto que Su bendición está sujeta a nuestra renovación. Esta renovación por supuesto, solamente la puede llevar a cabo Él. El mismo David escribió:
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmos 51:10 (RVR 1960).
Dios conceda que, en estos tiempos tan difíciles, Su gracia renueve nuestro espíritu y vivamos vidas agradables delante de Él.
ORACIÓN DE HOY: Señor, te pedimos que por favor tu Espíritu Santo renueve nuestro espíritu. Concédenos formar parte de la generación que vive en santidad y rectitud delante de Ti. En Cristo Jesús te lo pedimos, amén.
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que el Señor renueve nuestro espíritu para vivir en santidad y rectitud.
2) Que el Señor renueve el espíritu de cada miembro de nuestra familia física y espiritual (nuestra iglesia local).
3) Que el Señor permanentemente renueve el espíritu de nuestras autoridades espirituales.
4) Que el Señor renueve el espíritu de nuestras autoridades terrenales, trayéndolas a la salvación que es en Cristo Jesús.
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