"Alégranos conforme a los días que nos afligiste y los años en que vimos el mal. Aparezca en tus siervos tu obra y tu gloria sobre sus hijos. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma". Salmos 90:15-17 (RVR 1960).
En estos versículos, Moisés comienza aludiendo al tiempo que vivió Israel mientras fue esclavo en Egipto, al mismo tiempo que ruega que el Señor alegre sus corazones. En otras palabras, el profeta está pidiendo un nuevo tiempo del cielo para su nación. Para que venga esa nueva temporada, Moisés realiza dos peticiones más: La primera es que la obra de Dios aparezca en sus siervos y la segunda es que Dios confirme la obra de las manos de Su pueblo. La razón por la cual oró así es porque la obra de Dios en la tierra requiere la labor de nuestras manos.
Nuestras manos son muy importantes para Dios. Más de lo que imaginamos. Su obra -incluyendo Su casa- es el lugar donde se requiere el mayor número de manos posibles. Por eso, generalmente el Señor llama a gente que tiene una ocupación o le asigna una. Por citar algunos ejemplos, Adán se convirtió en jardinero, Noé hizo un arca, Ruth labraba un campo, Moisés y David cuidaban ovejas, Nehemías servía las copas del rey, José era carpintero, Pedro era pescador, Mateo cobraba impuestos, Lucas era médico y Pablo fabricaba tiendas de campaña.
“Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Lucas 10:1-2 (RVR 1960).
“Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos”. Joel 3:13 (RVR 1960).
El Señor Jesús reconoció la necesidad de contar con manos dispuestas para trabajar. Todos, sin excepción, tenemos un lugar en la obra de Dios. Él dijo que la mies está madura y que la cosecha sería grande. No obstante, debemos notar que el contexto en el cual escribe el profeta Joel sobre la cosecha, se menciona primero un conflicto armado. Esto es importante porque toda cosecha, implica una guerra espiritual.
“Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes”. Joel 3:9-12 (RVR 1960).
La Biblia nos enseña en el libro de Proverbios que para participar en una guerra se requiere de sabiduría, inteligencia y consejo. En resumen, estas tres cosas provienen de Dios quien nos equipa a través de Su Palabra y Su Espíritu. Pero también se menciona lo que nosotros tenemos que hacer:
“No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra Jehová”. Proverbios 21:30 (RVR 1960).
“El caballo se alista para el día de la batalla, mas Jehová es el que da la victoria”. Proverbios 21:31 (RVR 1960).
A pesar de esta época en la que los templos han cerrado, los empleos se están perdiendo y la economía está colapsando, la obra del Señor continúa de pie. Él sigue al mando y tiene el control de todos los acontecimientos del mundo. Nuestro Dios está preparando al mundo para la mayor cosecha de almas que jamás se haya visto en la historia. Una de nuestras obligaciones en este tiempo consiste en prepararnos para la guerra espiritual que viene. Pero también debemos prepararnos en lo que al trabajo terrenal se refiere. Dios nos mete en la guerra y nos da la victoria, pero nuestros caballos tienen que estar alistados.
En estos tiempos aún hay mucho que podemos hacer para servir en la obra de Dios. Roguemos a Dios que cuando volvamos al templo nos permita regresar con un espíritu renovado, dispuesto a servir con la mejor actitud y excelencia posibles. Porque el deseo de Dios es que Su iglesia continúe avanzando a pesar de las circunstancias que nos rodean, para que Su Nombre sea glorificado.
ORACIÓN DE HOY: Señor, te rogamos que nuestro espíritu sea entendido acerca de la importancia que tienen nuestras manos en Tu obra. Concédenos guardar nuestras manos en santidad y que nuestro corazón esté siempre dispuesto a servirte dentro y fuera de los templos. Rogamos que Tu Espíritu nos capacite para la cosecha de almas que has preparado y que nos des las estrategias correctas para este tiempo. En el Nombre de Jesús, amén.
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que el Señor nos conceda que nuestro corazón no desfallezca en el servicio. Que Dios nos muestre la estrategia correcta que nos permita servirle en esta pandemia.
2) Que el Señor nos conceda prepararnos en todas las áreas (espiritual, intelectual, financiera, etc.) para servirle mejor.
3) Que nuestras autoridades espirituales continúen sirviendo al Señor con todo su corazón. Que su espíritu se avive en medio de estos tiempos para que sean instrumentos útiles en la cosecha de almas que viene.
4) Que nuestras autoridades terrenales faciliten a la iglesia de Cristo el servicio en lugares estratégicos.
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