El Señor por Su misericordia nos ha concedido el honor de Su salvación. La salvación trae consigo otros beneficios expresados a través de promesas, las cuales tienen el propósito de transformar nuestra vida:
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas”. 1 Reyes 18:41-42 (RVR 1960).
En este pasaje, el profeta Elías adopta una posición de parto. Su cuerpo estaba dando testimonio de lo que ocurría en el mundo espiritual. El tiempo de dar a luz la palabra que Dios le dijo, había llegado. Todos los seres humanos tenemos un vientre espiritual. Suena extraño, sin embargo, Jesús mismo hizo mención de esto:
“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Juan 7:38 (RVR 1960).
La palabra interior que se menciona, en el original griego es koilos, que significa matriz o vientre. El vientre o matriz espiritual del ser humano es su corazón:
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”. Proverbios 4:23 (RVR 1960).
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Juan 6:63 (RVR 1960).
Sumado a esto, en la parábola del sembrador que se menciona en Mateo 13, la palabra “semilla” -que el Señor Jesús dijo que era Su Palabra-, en el original griego se denomina sperma. En resumen, la Palabra del Señor se deposita en nuestro corazón como una semilla (sperma) que tarde o temprano dará a luz algo del cielo en nuestras vidas. Los embarazos espirituales son reales y los primeros en nacer, somos nosotros mismos:
“Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. 1 Pedro 1:23 (LBLA).
“Por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia”. 2 Pedro 1:4 (LBLA).
En cuanto a la duración de la gestación para el cumplimiento de Sus promesas, sólo la determina Dios. De este modo, puede ser desde días hasta siglos. ¿Cómo sabemos que es el tiempo del alumbramiento espiritual? Lo conocemos por la voz de Dios:
“Voz de Jehová que quebranta los cedros; quebrantó Jehová los cedros del Líbano”. Salmos 29:5 (RVR 1960).
La palabra quebrantar en el hebreo original es shabár que significa entre otras cosas, engendrar. En otras palabras, lo que la Biblia está diciendo es que Dios hace engendrar a los cedros del Líbano al sonido de Su voz. La voz de Dios pone fin al embarazo espiritual para dar paso a la concepción en lo material. En el caso de Elías, el profeta se encontraba oculto en el Monte Carmelo, pero regresó a la presencia del rey en el momento en que Dios se lo indicó audiblemente. La voz del Señor es la que inquieta nuestro espíritu cuando ha llegado el momento de cumplir Su Palabra. Es entonces cuando somos movidos a adorar, a clamar y a humillarnos como nunca antes para que lo que está retenido en el cielo sea soltado sobre la tierra.
A pesar del tiempo de crisis que vivimos por la pandemia, sabemos que las promesas de Dios sobre nuestro país, familia y persona se cumplirán. Él es fiel y justo para cumplir lo que ha prometido, sin importar la adversidad que el mundo atraviesa. Roguemos a Dios que Su voz no deje de escucharse en nuestras vidas y en México.
ORACIÓN DE HOY: Señor, rogamos que Tu Palabra de a luz Su fruto en nuestras vidas. Agradecemos que Tu Palabra nos haya hecho nacer a una nueva naturaleza y esperanza de vida. Rogamos que podamos ver el cumplimiento de Tus promesas en nuestras vidas, a pesar de los tiempos difíciles que atravesamos. Confiamos en Tu fidelidad. En el Nombre de Jesús, amén.
1) Que el Señor despierte nuestro espíritu para conocer el tiempo específico del cumplimiento de Su Palabra para nuestra vida y nuestra familia.
2) Que Dios mantenga despierto el espíritu de nuestras autoridades espirituales para escuchar Su voz y conocer el tiempo del cumplimiento de Sus promesas para la iglesia.
3) Que Dios cumpla lo que ha hablado acerca de nuestras autoridades terrenales y que ellas puedan escuchar la voz de Dios, ya sea directamente o a través de Su iglesia.
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