Jesús es el personaje más asombroso de la historia, de eso no hay duda. No escribió una sola letra de un libro, tampoco compuso una sola pieza musical ni construyó algún edificio o monumento. Sin embargo, la vida de millones de personas en todo el mundo ha sido transformada por Su testimonio y Sus enseñanzas. Personas como Mozart, Gustave Eiffel, Nietzche, han compuesto, construido y escrito más que Él. ¿Qué hay de especial en aquel humilde carpintero de Nazaret? De nadie se ha escrito más, de nadie se ha pintado más, de nadie se ha compuesto más, en honor de nadie se ha construido más que de Él. La pregunta “¿quién es Jesús?” no es nueva. Incluso en las mismas Escrituras, diferentes personajes, de diferentes maneras, se han cuestionado lo mismo:
Lo preguntaron las personas comunes:
“Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”. Marcos 6:1-3 (RVR 1960).
Lo preguntaron las autoridades terrenales:
“Herodes el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado. Y dijo Herodes: A Juan yo le hice decapitar; ¿quién, pues, es éste, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle”. Lucas 9:7-9 (RVR 1960).
Lo preguntaron los discípulos:
“Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” Marcos 4:38-41 (RVR 1960).
El Nombre de Jesús es tan glorioso que ni la gente, ni sus autoridades terrenales o espirituales lo pueden explicar. Sin embargo, lo más interesante no es ver cómo todos se cuestionan quién es Jesús, sino que Él nos cambia la pregunta por: “¿Quién dices que soy?”.
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Mateo 16:13-15 (RVR 1960).
Es curioso que Jesús llevara a Sus discípulos a la región de Cesarea de Filipo para hacerles esta pregunta. En esta zona se encontraba el Monte Hermón y curiosamente, en este lugar vivían las personas más ricas de Israel:
“Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición y vida eterna”. Salmos 133:3 (RVR 1960).
En muchos sentidos, la iglesia de Cristo en el tiempo actual es como el monte Hermón. Siendo honestos, es muy probable que en esta época la iglesia disfrute la mayor riqueza humana, financiera y tecnológica de su historia. Nunca se habían visto tantos empresarios, profesionistas y gente talentosa dentro de los templos, como el día de hoy. ¿Es casualidad la construcción de tantos “mega templos”? ¿Es una coincidencia que la iglesia hoy disponga de tantos medios como radio, televisión, redes sociales, entre otros? Por supuesto que no. El Señor ha permitido todo esto porque Él es bueno y le ha placido engrandecer Su Nombre a través de la salvación y la prosperidad de Su pueblo. Además, ha derramado sobre nosotros algo más valioso que las riquezas materiales: Su fresca unción.
Sin embargo, es muy interesante que cuando Jesús hizo la pregunta, sólo Pedro pudo contestarle correctamente. Apenas uno de los doce discípulos que caminaban con Él tenía la revelación de quién era en realidad Jesús. ¿Algo más interesante aún? Los discípulos ya tenían autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios cuando esto sucedió. Lo sabemos porque el evangelio según Lucas está escrito en estricto orden cronológico. En el versículo 1 del capítulo 9, el Señor le delegó a los discípulos poder y autoridad. Varios versículos más tarde, les preguntó el concepto que tenían de Él en su corazón:
“Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades”. Lucas 9:1 (RVR 1960).
“Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios”. Lucas 9:18-20 (RVR 1960).
En la actualidad, también en esto puede parecerse la iglesia del Señor. Tristemente es posible caminar con poder y autoridad, sin que necesariamente se tenga el concepto correcto de quién es Jesús.
Entre las personas abundan los conceptos sobre quién es Él. Para algunos, es un gran filósofo, para otros un profeta, para otros un gran personaje histórico. Dentro de la iglesia hay quienes lo ven como quien perdona sus deudas en el banco, quien los sana de alguna enfermedad o por quien ocupan un espacio en las sillas de su congregación cada domingo. Sin importar la idea que tengan, la Biblia sólo nos da dos conceptos posibles de Él.
Primer concepto:
“Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por Esto los judíos: Aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. Juan 5:17-18 (RVR 1960).
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Juan 20:31 (RVR 1960).
Segundo concepto:
“Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿Quién procura matarte?” Juan 7:20 (RVR 1960).
“Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte”. Juan 8:52 (RVR 1960).
En resumen, aunque se pueden creer muchas cosas acerca de Jesús, Su Palabra únicamente deja lugar a dos opciones: O Jesús es un loco y mentiroso, o Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre en quien podemos encontrar salvación. Algunos años más tarde de Su muerte y resurrección, mientras el apóstol Juan se encontraba confinado en Patmos, Jesús el Señor le dictó un mensaje. Generalmente se cree que fue escrito para los inconversos y por eso se incluye en los folletos de evangelismo. Puede aplicar para ellos, pero este pasaje lo dictó Él para Su iglesia:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20 (RVR 1960).
Cuando el versículo dice: “entraré a él”, es porque por desgracia, también la iglesia lo ha dejado fuera de su vida. Quizás fuimos los primeros en hacerlo. Este texto se redactó para la misma iglesia a la que le dijo:
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Apocalipsis 3:15-17 (RVR 1960).
Durante este tiempo de confinamiento, el Señor quiere replantear a Su iglesia quién es Él para ella. Este es un tiempo de definición para todos aquellos que creemos en Su Nombre. Dios nos conceda que Su grandeza y salvación sean reveladas a nuestras vidas. Que Su Señorío nunca nos permita olvidar que sin Él no somos nada.
ORACIÓN DE HOY: Señor, te pedimos en el nombre de Jesús que nuestro corazón se reenfoque hacia Tu Señorío y salvación para nuestras vidas. Reconocemos que eres el Hijo de Dios, Dios hecho hombre que entregó Su vida en una cruz para después resucitar y ser autor de eterna salvación para todo aquel que pone su confianza en Ti. Sólo Tú eres digno de ser llamado el Señor. Perdónanos si hemos tenido un concepto equivocado de Ti. Queremos contar con Tu poder, autoridad y bendiciones, sin olvidar quién eres. Concédenos la gracia de nunca olvidar que sin Ti no somos nada. En Tu Nombre Cristo Jesús, amén.
MOTIVOS ESPECÍFICOS DE ORACIÓN:
1) Que en este tiempo de dificultad por la pandemia, a pesar de los problemas económicos, de salud o de cualquier índole, no perdamos de vista quién es Jesús en nuestras vidas.
2) Que toda nuestra familia venga al conocimiento de Cristo Jesús y lo reconozca como su Señor y Salvador.
3) Que el corazón de nuestra iglesia local esté enfocado en la persona de Cristo Jesús. Que la iglesia camine con poder y autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios, pero con una genuina revelación de quién es Él.
4) Que nuestras autoridades espirituales nunca desvíen Su corazón de Cristo Jesús. Que siempre desempeñen sus actividades ministeriales con la genuina revelación de Jesús en sus vidas. Que nunca falte en ellas Su poder y autoridad para engrandecer Su Nombre a través de ellas.
5) Que nuestras autoridades terrenales reconozcan a Jesús como el Señor y Salvador de sus vidas.
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